
Borrar lo que alguna vez me hizo daño es mi principal objetivo aquí, y desde que el proceso ha empezado sé que no hay marcha atrás. Aquellas cosas que a escasos minutos se veían tan cerca han empezado a desaparecer, tan solo el cristal del retrovisor ha podido ser testigo de que cosas quedaron atrás, porque una vez la velocidad se apodera en la carretera, es imposible ver una imagen nítida de todo aquello que se puede ver por lanventana.
Sólo las cosas esenciales y que merecen la pena se mantendrán a mi lado, porque lucharán por seguirme a pesar de volver locas las agujas del cuenta quilómetro, hasta tal punto que consigan adelantarme si lo ven conveniente y hacer que frene si lo ven necesario.
No siento dolor. Los kilómetros van aumentando, sé que ya nada me puede hacerme daño, acato una velocidad fija. Algo extraño ha sucedido, mi vista se centra en el retrovisor interior del coche y una sensación de angustia se apodera de mí, algo no va bien, detrás no ha quedado nada, todo ha desaparecido. He dejado guiarme por la suerte, he preferido no pensar en mi destino, ni tampoco he querido pensar por dónde iba a pasar, simplemente eso, he pasado, he dejado caminos atrás.
Entro en un túnel, el cual al penetrar no veo salida alguna, la oscuridad aumenta cada vez que voy entrando más allá de ese túnel. Y entre luces y luces parpadeando en los laterales, algo me dice que voy a ver la salida, que es el momento perfecto para dejar atrás todo aquello que no me hacía bien. No consigo ver a nadie por el retrovisor, sigo con la misma sensación de soledad.
De repente, algo cambia, una luz al final del túnel, hace que una sensación esperanzadora siga dentro de mí, yo misma me metí en ese túnel, nadie tiene que ayudarme, he de seguir hacia delante y no desviarme de carril, seguir la misma trayectoria será mi mejor decisión. Lo consigo, el reflejo de la luz del sol se cuelan cada vez más hasta que consigo salir, entonces, para sorpresa mía, encuentro ahí otro mundo totalmente diferente que el anterior, con todo aquello que vale la pena. Las personas que realmente me valoraban estaban ahí esperándome, algo que no veía hizo que lo viera todo de golpe, habían conseguido coger caminos distintos para que no fueran descubiertos antes de tiempo y llegar antes que yo al fin que yo me había marcado. Muchos lo intentaron, pero no todos consiguieron llegar donde llegué yo.
Sí, tienes razón cuando dices que quienes queramos seguirte, lo haremos; y sí, sin pensarlo dos veces.
ResponderEliminarEn esta vida es importante acelerar, pero no con el pretexto de dejar atrás los problemas, a veces hay que saber chocar ante ellos de modo que los puedas destrozar. Recuerda que tu carrocería es mucho más fuerte y sólida que la de quien intenta dañarte. Porque la gente que intenta dañarte, es mala persona; ¿y sabes que les sucede a ésa clase de personas? Que no tienen amigos como los tienes tú, no tienen a personas que se antepondrían ante cualquier choque con tal de que tu no resultaras herida.
Recuerda donde estás, recuerda lo que hiciste por llegar aquí y sonríe mas no todo el mundo puede hacerlo con la cabeza tan alta como tú.
Tequiero J.